LAS ESCULTURAS NOK

Las primeras piezas fueron encontradas en la primera mitad del siglo XX por trabajadores de las minas de estaño en la llanuras de Jos. Pero es a partir de 1944 cuando Bernard Fagg comienza a estudiar lo recuperado hasta entonces. Hoy son más de ciento cincuenta los yacimientos conocidos y más de quinientas las esculturas que nos permiten comprender que estamos ante una brillante página de la historia del arte universal. En su mayor parte son figuras humanas, mujeres de pie y hombres sentados o con las piernas dobladas. También aparecen animales entre los que destacan las serpientes. Su tamaño va desde pequeños colgantes de unos diez o quince centímetros a figuras de más de un metro de altura.

La arcilla en la que están trabajadas tiene una significativa mezcla de mica y cuarzo que proporciona una especial resistencia a las figuras una vez cocidas. Aunque algunas piezas, sobre todo las más pequeñas, son macizas; la mayor parte son huecas y fueron modeladas con la técnica de churros. Es posible que diversas partes de una figura se trabajasen por separado y fuesen luego unidas para su cocción. En algunos casos parece que un armazón de madera, desaparecido al cocer la pieza, mantenía la figura hasta que el fuego la endureciese. La cocción se realizaba al aire libre, en hogueras alimentadas por combustible vegetal. La superficie se pulía dándoles un aspecto liso y brillante muy diferente al de la áspera textura que hoy presentan.

LAS ESCULTURAS NOK

Las primeras piezas fueron encontradas en la primera mitad del siglo XX por trabajadores de las minas de estaño en la llanuras de Jos. Pero es a partir de 1944 cuando Bernard Fagg comienza a estudiar lo recuperado hasta entonces. Hoy son más de ciento cincuenta los yacimientos conocidos y más de quinientas las esculturas que nos permiten comprender que estamos ante una brillante página de la historia del arte universal. En su mayor parte son figuras humanas, mujeres de pie y hombres sentados o con las piernas dobladas. También aparecen animales entre los que destacan las serpientes. Su tamaño va desde pequeños colgantes de unos diez o quince centímetros a figuras de más de un metro de altura.

La arcilla en la que están trabajadas tiene una significativa mezcla de mica y cuarzo que proporciona una especial resistencia a las figuras una vez cocidas. Aunque algunas piezas, sobre todo las más pequeñas, son macizas; la mayor parte son huecas y fueron modeladas con la técnica de churros. Es posible que diversas partes de una figura se trabajasen por separado y fuesen luego unidas para su cocción. En algunos casos parece que un armazón de madera, desaparecido al cocer la pieza, mantenía la figura hasta que el fuego la endureciese. La cocción se realizaba al aire libre, en hogueras alimentadas por combustible vegetal. La superficie se pulía dándoles un aspecto liso y brillante muy diferente al de la áspera textura que hoy presentan.