UNA HISTORIA DE ÁFRICA

Y SUS ALREDEDORES

UNA HISTORIA DE ÁFRICA

Y SUS ALREDEDORES

Cuentan que el mundo es una calabaza partida en dos. El cielo, arriba, hace caer la lluvia sobre la tierra y surge la vida. El barro es esa tierra mojada aun sin forma. Nosotras lo modelamos para que acoja en su interior. Por eso le damos la forma de la calabaza, del vientre primigenio que da vida. Hemos heredado este don, nosotras mismas damos vida y sabemos dar forma a lo informe, haciéndolo girar sobre el eje.

La calabaza, la tierra, el vientre, la olla, todas llevan en si el giro y damos el ser a nuestras vasijas con ese primigenio sentido. Nos inspiramos en nuestra propia naturaleza, en la capacidad de dar vida que mora dentro de nosotras. La caricia que alisa el barro, el giro que le da la forma, el tacto para darle grosor y consistencia. Los espíritus obedecen nuestros gestos ya que saben que dar vida y forma está en nosotras.

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Cuentan que el mundo es una calabaza partida en dos. El cielo, arriba, hace caer la lluvia sobre la tierra y surge la vida. El barro es esa tierra mojada aun sin forma. Nosotras lo modelamos para que acoja en su interior. Por eso le damos la forma de la calabaza, del vientre primigenio que da vida. Hemos heredado este don, nosotras mismas damos vida y sabemos dar forma a lo informe, haciéndolo girar sobre el eje.

La calabaza, la tierra, el vientre, la olla, todas llevan en si el giro y damos el ser a nuestras vasijas con ese primigenio sentido. Nos inspiramos en nuestra propia naturaleza, en la capacidad de dar vida que mora dentro de nosotras. La caricia que alisa el barro, el giro que le da la forma, el tacto para darle grosor y consistencia. Los espíritus obedecen nuestros gestos ya que saben que dar vida y forma está en nosotras.

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Cuentan que el mundo es una calabaza partida en dos. El cielo, arriba, hace caer la lluvia sobre la tierra y surge la vida. El barro es esa tierra mojada aun sin forma. Nosotras lo modelamos para que acoja en su interior. Por eso le damos la forma de la calabaza, del vientre primigenio que da vida. Hemos heredado este don, nosotras mismas damos vida y sabemos dar forma a lo informe, haciéndolo girar sobre el eje.

La calabaza, la tierra, el vientre, la olla, todas llevan en si el giro y damos el ser a nuestras vasijas con ese primigenio sentido. Nos inspiramos en nuestra propia naturaleza, en la capacidad de dar vida que mora dentro de nosotras. La caricia que alisa el barro, el giro que le da la forma, el tacto para darle grosor y consistencia. Los espíritus obedecen nuestros gestos ya que saben que dar vida y forma está en nosotras.

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Cuentan que el mundo es una calabaza partida en dos. El cielo, arriba, hace caer la lluvia sobre la tierra y surge la vida. El barro es esa tierra mojada aun sin forma. Nosotras lo modelamos para que acoja en su interior. Por eso le damos la forma de la calabaza, del vientre primigenio que da vida. Hemos heredado este don, nosotras mismas damos vida y sabemos dar forma a lo informe, haciéndolo girar sobre el eje.

La calabaza, la tierra, el vientre, la olla, todas llevan en si el giro y damos el ser a nuestras vasijas con ese primigenio sentido. Nos inspiramos en nuestra propia naturaleza, en la capacidad de dar vida que mora dentro de nosotras. La caricia que alisa el barro, el giro que le da la forma, el tacto para darle grosor y consistencia. Los espíritus obedecen nuestros gestos ya que saben que dar vida y forma está en nosotras.

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